¿Quién ha dicho que existir sea un presagio de algo más allá del más acá?
¿Qué tanto le enlutan los anti-dioses de los dioses que creen reencarnar en  humanoides con súper poderes?
¿Quién le agrada más, el que dijo “pienso luego te googleo” o la Julieta atea de Romeo el safrico?
¿To be or not to be or exist of lies?
¿Necesitaremos un medium para des-estrechar lo poco existente en el medio de la mediatriz de estar poco vivo?
¿Tendrán presentimientos gloriosos los demonios de los dioses?
¿Existirá la existencia o serán pamplinas para-normales del espíritu para-científico?

Estas preguntas son su abreboca para resetear su mente y parársela así: “I”.
Dígase como se diga, yo no creo que Usted crea que el existencialismo sea por infinita vez, lo que la biblia era para los filisteos y gomorras del imperio romano.
Existe Usted como yo de la misma forma elíptica que yo como Usted; diría sin pestañear, Heidegger o Kierkegaard sin café.
Mi madre diría que mi padre solo existe en la casa de su madre.
Papá no diría nada al respecto, solo fumaría un puro con Ouspensky, pelearía con Castaneda por la Ayahuasca o el Opio que financió guerras y para rematar, hablaría mal de Platón por sus “prostitu-fiestas”.
Filosofar sobre existir o no, debe ser el terrible empeño de empeñar los sesos antes de que mutemos en otra criatura sobrenatural, creadora de virus mata planetas.
¿Filosofaría la gallina eléctrica que nos comemos a diario o el lechón, las alcaparras o las caraotas absurdamente?
Preguntarse por tantas preguntas sin respuestas, es quizás la compulsión de los precarios impulsos. No lo sabremos ni yo ni Usted ni su existencia tampoco señor o señora que ya se dio cuenta que al parecer existe.
¿Alguien ha visto a las nubes ponerse a discutir sobre si el ateísmo o la religión dominan el panorama intelectual, o acaso una persona inquieta sabe si los árboles tienen alma para existir, o si las hienas al igual que Drácula o Bugs Bunny van al infierno o no?
Ponerse a “existencializarlo” todo puede ser adictivo y poco sensual para un posible inframundo de siglo XXI.
Aunque sí debo confesar que una vez, vi dos silvestres cucarachas muy de cerca que aparentemente sostenían un duelo de alto intelecto; pero al detallar mejor la cosa, solo se trataba de una linda faena coital.
En todo caso, Usted puede dedicarse a lo que Usted crea le devuelva la feliz existencia digital o le haga tener sismos interestelares en su más oscuro y regordete corazón del alma.
Disfrute pues, este menú “parafernalio” con gran placer y obstinación lírica.
¡A SU SALUD!

NOTA:
Pero me pregunto por última vez:
¿Existiremos Usted y yo, o será todo este pretexto un jueguito sensorial para que la Matrix acabe por fin con nosotros?

Por Ender Rodríguez