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Impresionantemente
Es impresionantemente horroroso como la vida de un capullo se convierte en torbellinos y desastres eventuales, todo por la causalidad de sus aleteos.
La vida de un humano, en cambio, empieza en un placer culposo, después en años incómodos, para seguirle una serie de momentos inocentes y convertirse al final en vómito.
-Ya no tengo tantas ganas de morirme, ya me dieron ganas de vivir otra vez..-, pensamiento de un difunto a los 3 días de muerto.
- Ya hueles mal-, le dice su vecino.
-Callate, no tienes nariz-, habla el difunto.
-¿Cómo puedes saberlo?-.
-No lo sé pero lo imagino por tu tono nasal complejo de hablar-.
-Quizá soy tu demonio de las 3 am y sigues retandome-.
-Pues mi demonio de las 3 am nunca me habló, talvez tengas razón.. En todo caso, ¿para qué estás aquí?-.
-Estoy impidiendo que mueras-, -jajá ¡¿morirme otra vez?!, pero si ya más muerto no puedo estar, sólo veeme tengo el cuerpo hinchado y apesto a carne podrida, ¿se puede estar más muerto cuando ya no tienes ni un cuerpo para poder caminar o hablar?-.
-No, tienes razón no se puede, pero no me refería a esa clase de forma de estar muerto, me refería a conscientemente estarlo-.
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