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La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime
Ni tú ni yo estamos en disposición de encontrarnos. Tú... por lo que ya sabes. ¡Yo la he querido tanto!
Cuando llegue la luna llena iré a Santiago de Cuba, iré a Santiago, en un coche de agua negra. Iré a Santiago.
Mi sombra va silenciosa por el agua de la acecia. Por mi sombra están las ranas privadas de las estrellas. La sombra manda a mi cuerpo
Cantan los niños En la noche quieta: ¡Arroyo claro, Fuente serena! LOS NIÑOS
El campo de olivos se abre y se cierra como un abanico. Sobre el olivar
La rosa no buscaba la aurora: Casi eterna en su ramo buscaba otra cosa. La rosa
Desde mi cuarto oigo el surtidor. Un dedo de la parra y un rayo de sol. Señalan hacia el sitio
Noche de cuatro lunas y un solo árbol, con una sola sombra y un solo pájaro. Busco en mi carne las
En la casa se defienden de las estrellas. La noche se derrumba. Dentro, hay una niña muerta con una rosa encarnada
Virgen con miriñaque, virgen de Soledad, abierta como un inmenso tulipán. En tu barco de luces
El cielo nublado pone mis ojos blancos. Yo, para darles vida, les acerco una flor amarilla.
En las torres amarillas, doblan las campanas. Sobre los vientos amarillos,
En la luna negra de los bandoleros, cantan las espuelas. Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto?
Naranja y limón. ¡Ay de la niña del mal amor! Limón y naranja. ¡Ay de la niña,