#Españoles #Fábula #SigloXVIII IX Libro
Entre montes, por áspero camino, Tropezando con una y otra peña, Iba un viejo cargado con su leña, Maldiciendo su mísero destino. Al fin cayó, y viéndose de suerte
Cierto artífice pintó una lucha, en que, valiente, un Hombre tan solamente a un horrible León venció. Otro león, que el cuadro vió,
Sin duda alguna que se hubiera aho… un lobo con un hueso atragantado, si a la sazón no pasa una cigüeña. El paciente la ve, hácela seña; llega, y ejecutiva,
Aunque te haya elevado la fortuna desde el polvo a los cuernos de la… si hablas, Fabio, al humilde con d… tanto como eres grande serás necio… ¡Qué!, ¿te irritas?, ¿te ofende mi…
A una tortuga una águila arrebata: la ladrona se apura y desbarata por hacerla pedazos, ya que no con la garra, a picotazo… Viéndola una corneja en tal faena,
esde antaño en el mundo reina el vano deseo de parecer iguales a los grandes señores los plebeyos… Las cabras alcanzaron
Llevado de la dulce melodía del cantico variado y delicioso que en un bosque frondoso las aves forman saludando al día, entró cierta mañana
Cantando la cigarra pasó el verano entero sin hacer provisiones allá para el invierno; los fríos la obligaron
Un pájaro inocente, herido de una flecha guarnecida de acero y de plumas ligeras, decía en su lenguaje
La del alba sería la hora en que un filósofo salía a meditar al campo solitario, en lo hermoso y lo vario, que a la luz de la aurora nos ense…
Una lóbrega noche silenciosa Iba un León horroroso Con mesurado paso majestuoso Por una selva; oyó una voz ruidosa… Que con tono molesto y continuado
Salió cierta mañana Zapaquilda al tejado con un collar de grana, de pelo y cascabeles adornado. Al ver tal maravilla,
Una Perdiz en celo reclamada Vino a ser en la red aprisionada. Al Cazador la mísera decía: «Si me das libertad, en este día Te he de proporcionar un gran cons…
Érase una Gallina que ponía un huevo de oro al dueño cada día. Aun con tanta ganancia mal content… quiso el rico avariento descubrir de una vez la mina de or…
Bebiendo un perro en el Nilo al mismo tiempo corría. —Bebe quieto—le decía un taimado cocodrilo. Díjole el perro prudente: