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El raposo y el lobo

Fábula

Un triste raposo
 
por medio del llano
 
marchaba sin piernas,
 
cual otro soldado,
 
que perdió las suyas
 
allá en Campo Santo.
 
Un lobo le dijo:
 
«Hola, buen hermano,
 
diga ¿en qué refriega
 
quedó tan lisiado?—
 
¡Ay de mí!, responde;
 
un maldito rastro
 
me llevó a una trampa,
 
donde por milagro,
 
dejando una pierna,
 
salí con trabajo.
 
Después de algún tiempo
 
iba yo cazando,
 
y en la trampa misma
 
dejé pierna y rabo.»
 
El lobo le dice:
 
«Creíble es el caso.
 
Yo estoy tuerto, cojo
 
y desorejado
 
por ciertos mastines,
 
guardas de un rebaño.
 
Soy de estas montañas
 
el lobo decano;
 
y como conozco
 
las mañas de entrambos,
 
temo que acabemos,
 
no digo enmendados,
 
sino tú en la trampa,
 
y yo en el rebaño.»
 
¡Que el ciego apetito
 
pueda arrastrar tanto!
 
A los brutos pase,
 
¡pero a los humanos!...
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