Líbido Versal
El poeta enamorado del poema...
El protagonista de una historia...
Él era un poeta... Ella un poema...
Él adoraba la literatura,
amaba la poesía, amaba los versos;
se enamoró de ese hermoso poema,
muy sencillo, pero hermoso.
Él adoraba ese poema...
Cada día lo leía de nuevo...
Cada día lo recitaba,
en público o en privado, no importaba,
él sólo quería recitarlo.
Él amó ese poema...
Pero eso le ocasionó daños.
No comía, por leer ese poema,
no dormía, por leer ese poema,
no salía, por leer ese poema...
¡Ni siquiera recordaba su nombre!
Por leer ese poema.
Ese poema... Un poema egoísta...
Le dio sus versos, pero el poeta quería más...
le dio sus palabras, pero el poeta quería más...
le dio sus letras, pero el poeta quería más...
¡Incluso le dio cada signo de puntuación!
Pero el poeta quería más...
No era dificil...
No era imposible...
El poeta quería amor.
El poema buscó otro poeta...
El poeta hace luto por ese poema...
Ya nada le fascina...
No lee, no escribe,
ningún arte le apasiona ahora.
Esconde su depresión sonriendo,
pero eso no anula su dolor.
¿Realmente amaba ese poema?
No.
Él ama ese poema.
¡ÉL AMA A ESE POEMA!
