Amor de un alba
Principio de un buen fin
Desnuda conociendo mi interior
sonriendo como joya alegra el aire
con un beso gentil sin decir nada
me convierte de hombre a niño
como sembrando gozo para después cosecharlo
sin que mueva un dedo
quizá sólo me quiere con miedo
sin mi pensamiento condenado
sin mis vicios venenosos que los comparo con sus ojos
que parecen la noche oscura, profunda e iluminada,
noche inmensa como ella.
Esos ojos a veces soñadores
a veces temerarios, a veces tiernos
a veces crueles
me quedo admirando sus pálidas pupilas
palpitantes como faros vivientes
su saliva arroja al horizonte mis recuerdos de amores brumosos,
su voz se filtra en mi cabeza y por un momento me olvido de mi fondo tenebroso,
su cuello sobre sus dorados hombros, bajo una melena espesa,
negra, suave y ondulada, nido de mi aliento exhausto y jadeante,
se pavonea como cómplice del viento, como marcando un camino de perfume.
Observo sus tibias piernas relucientes bajo el volante y me atormenta,
exalta mis deseos más oscuros, mi cerebro delira y mi intelecto se despierta,
¿A qué amante se impregnará hoy? ¿Mi corazón ya no será más un carbón?.
¿Y a mí qué me importa si viene del cielo o las tinieblas?
Yo quiero estar colgado de su cuerpo danzando amorosamente,
sirena o monstruo, ¿qué importa? es un corazón donde el mío puede beber.
Sus piernas y sus brazos, sus caderas y sus muslos ante mis ojos serenos,
¡Oh morena mía me destroza! ¡Con esos labios rojos roba los versos a mi boca!
Mi colchón se enamoro de su cuerpo, de su silueta y de sus senos de terciopelo,
consuelo, deslumbre y divertimento de mis grises días, mujer hermosa, mi bailarina loca ¿te veré en algún vino? ¿en algún libro? ¿entre sabanas?
Préféré par...
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