-Relato erótico, historias de vida, relato cotidiano, cuentos de ciudad-
Había dejado atrás el viejo bar al que solia ir los sábados en la noche, no había nada particularmente emocionante en el, entraba casi por inercia, el sitio era oscuro, los reflejos de los rostros se notaban por una tenue luz roja que recorría todos los rincones donde hombres solitarios se embriagaban hasta desfallecer, me sentaba en la barra y pedía un par de cervezas, un vodka que rápidamente se transformaba en diez o más y me llevaban, habitualmente, a terminar besando a cualquier desafortunada que se cruzara entre mis copas, a las 2 am tomaba un taxi y regresaba a casa hasta el próximo sábado, cómo el perfecto engranaje de un viejo reloj, este hábito se repetía sin fallas semana tras semana; oscuridad, la luz roja, las cervezas, el vodka, los besos, 2 am, el taxi, casa...
Era sábado otra vez y el bar se encontraba un poco más solitario, no había razón alguna para preguntar el por qué, mucho menos para hablar demasiado, entraba en silencio como siempre y comenzaba mi ritual; la oscuridad, la luz roja en los rostros solitarios, un par de cervezas, el vodka... Llevaba 4 o 5 tragos cuando en medio de la penumbra la luz roja melancólica que nos cubría tomó una forma jamás antes vista, el rojo se deslizaba por sus piernas y plasmaba una figura tan sensual que me fue inevitable mirarla con deseo, no veía su rostro, solo el suave baile de sus piernas acercándose a la barra en la que me encontraba, me sentí nervioso, pero no pude parar de mirarla...
Quizás pensaría que era un pervertido más, de esos que abundaban en ese lugar, pero no había manera alguna de distraer mi pensamiento, pronto se develó todo su cuerpo y su rostro en la barra, venía sola, se acercó y sin mediar palabra tomó una de mis bebidas y la termino de un solo trago, como si de un sueño de alcohol y lujuria se tratara, se acercó a mí rostro y pude verla mejor, en un par de segundos descubrí sus ojos claros y sus labios llenos de labial rojo, me besó en la mejilla y desapareció sin mediar palabras...
Yo no podía creer lo que había sucedido, mi corazón se había acelerado, me sentía mareado, aturdido, excitado ¿Había sido ello una alucinación por el alcohol? ¿Había consumido uno de esos licores de mala muerte que suelen traer de contrabando de algún pueblo empobrecido? Me voltee y vi la mirada pícara del cantinero, había sucedido y él lo había visto todo, no estaba soñando... me levanté de la barra y cómo de costumbre la desafortunada habitual con quien me besaba apareció, pero no fue igual, ahora me besaba y yo pensaba en ella, la chica misteriosa de figura tenue y labios rojos... 2 am, taxi, casa...
Esa noche no pude dormir muy bien, ella no salía de mi cabeza, la soñaba, la imaginaba, me sentía excitado de solo pensar en sus labios, me masturbe con la mente llena de ella, de su figura, de sus labios... Tenía que verla de nuevo...
Los días parecían años de hambruna, pasaban lentos, mi desesperación aumentaba cada minuto que pasaba ¿La volvería a ver? Solo había pasado unos 15 minutos en aquel bar, pero ella me había atrapado completamente, no sabía cómo se llamaba, ni de dónde era, a donde iba, no sabía nada, solo que era la mujer más atractiva del universo...
Luego de una eternidad por fin llegó el sábado, ese día estuve sonriente, expectante ¿Llegará de nuevo? Estuve desde muy temprano en la barra siguiendo mi rutina, pero mirando con desesperación a mi alrededor, 11 PM, 12 AM, 1 AM, oscuridad, tenue luz roja, cervezas, vodka, besos, 2 AM, taxi, casa... Nunca llegó...
Me había sumido en la tristeza, nunca imaginé que la mujer por la que había sentido un bug bang de emociones se hubiese desvanecido de esa manera, volví al bar como antes, un poco más solitario que de costumbre, de nuevo la oscuridad, la luz roja, las cervezas, el vodka, los besos que me soñaba con ella, 2 AM, taxi, casa...
Pasaron algunas semanas y nada cambió, su recuerdo seguía latente en mi, me sentía un poco loco por ella, la había dibujado, soñado, deseado, imaginado pero había perdido la esperanza de verla una vez más... Era sábado y la rutina seguía su paso a paso común, la cerveza, el vodka, 1 AM, los besos... Me encontraba en los labios de alguna chica del bar cuando entreabri mis ojos y la vi, estaba en la barra y me miraba a lo lejos, mi cuerpo explotó en emoción, traté de calmarme pero contrario a un actuar natural de ir en su búsqueda, decidí besar más apasionadamente a la chica con la que me encontraba, separé mis labios de los de ella y me acerque a la barra, hice lo que pude para tratar de ignorarla, no quería que se diera cuenta que desde aquel día solo pensaba en ella, que había llenado mis noches solitarias de ella, de su imagen, que la deseaba como a nadie en el mundo... Pedí un trago más -¿Me olvidaste?, Dijo. Como iba a olvidarla pensé, le respondí con voz corta que no, solo eso, no.
Tomé mi trago de un sorbo y noté que ella no paraba de mirarme, la tenía a mi lado, tan cerca como había soñado y seguía empeñandome en hacerme el indiferente mientras ardía por dentro ¿El vodka o mia deseos de acariciarle hasta el alma?
Puse el vaso en la barra y me giré hacia ella cuando sorpresivamente tenía su rostro a dos centímetros de mi, me besó, me besó y sentí como rozaban sus labios rojos con los míos, sentía su aroma, el sabor de su boca a mentas y licor, le acaricie la cintura, era perfecta y suave aún sobre su vestido...
Mil pensamientos recorrieron mi mente mientras acariciaba sus labios con los míos y no pude más, la tomé de la mano, me levanté de la barra y corrimos a través del bar, habia un viejo motel un par de casas más adelante del lugar, ella reía tras de mí, las luces de la calle ponían en evidencia su hermosura, yo me sentía fuera de la realidad...
Entramos y no dijimos nada, caminamos el pasillo y entramos a la primera habitación vacía que vimos, estaba oscura y curiosamente cubierta con una tenue luz roja, la empecé a besar, a pasar mis manos por su espalda, a bajar la cremallera de su vestido, cada centímetro de piel era como el paraíso y mis dedos no demoraron en recorrer sus piernas, la bese de pies a cabeza, entre su vestido y su piel, sus medias de mallas, me empujó a la cama mientras se quitaba su ropa interior, se detuvo, como mostrándose tal cual era, yo la vi parada frente a mi, hermosa, inimaginable, llena de fuego, se acercó lentamente y sobre mi, totalmente desnuda, me besó los miedos, lentamente descendió sobre mi cuerpo y me llené de placer, nunca había sentido nada igual, pronto la vería debajo de mi, llena de placer, agarrándome con fuerza la cabeza y la piel, emitiendo suaves gemidos que erizaban y estremecían todo mi ser, nos fundimos en un éxtasis de lujuria y deseo jamás sentidos, sentí morir y volver a nacer...
5 AM, desperté y me encontraba solo en la habitación de aquel viejo motel, afuera llovía, las gotas se veían bajar por el vidrio de la ventana, aún se sentía en el ambiente el clima de lujuria que habíamos vivido, una nota posaba sobre la almohada a mi lado: “Dejamos que el fuego se saliera de nuestras manos y un incendio nos consumió, recuerdame como yo te recordaré a ti, el mayor placer de mi vida... Jessie”
Nunca más la volví a ver, se quedó en mi recuerdo como un paraíso inalcanzable, desvanecida en el infinito, Jessie, su nombre aún me estremece, fue así como deje atrás el viejo bar al que solia ir los sábados en la noche, pues todo me sabía a Jessie, preferí quedarme con el recuerdo del día que en medio de la oscuridad, la luz tenue roja, la cerveza, el vodka y los besos, no llegué a casa... Jessie...