#Cubanos #Habaneros #Mujeres
Como irrumpen atropelladas, sin medida, las razones de un hombre tímido, se agolpan esas cuatro o cinco not… primeras, se contraen un instante…
Y sin embargo sé que son tinieblas las luces del hogar a que me aferr… me agarro a una mampara, a un hond… y sin embargo sé que son tinieblas… Porque he visto una playa que no o…
¿Quién no conoce ese sendero en so… ese continuo hablar, interrumpiénd… el uno al otro amigo, en el gozoso diálogo hasta la puerta de la casa… servida ya la cena? ¿Quién no escu…
¿De qué silencio eres tú silencio? ¿De qué voz, qué clamor, qué quién… Abismo del azul, ¿qué hacemos en t… hijos de la palabra como somos? ¿Qué tienes tú que ver, di, con no…
Poesía ¿tú qué sabes de nosotros? Poema de la infancia ¿qué andas tú… A veces es el mago pobre el que sa… un parque suntuoso, otras un testi… que no estuvo en la fiesta el que…
Ella no sabe bien lo que ha pasado… Él era su amigo, y ahora le ha dicho adiós. ¡Ella que lo veía como el padre, el esposo
Creíamos que la cruz era sólo de amargura y ahora vemos las palomas poblando sus travesaños. (Verdad que es en San Clemente
Ama la superficie casta y triste. Lo profundo es lo que se manifiest… La playa lila, el traje aquel, la… pobre y dichosa de lo que ahora ex… Sé el que eres, que es ser el que…
Cómo ha cambiado el tiempo aquella… mirada inteligente que una extraña ternura, como un sol, desdibujaba! La música de lo posible rodeaba tu… como un ladrón el tiempo llevó sól…
¿Por qué, Señora, el aire, el desafío, pierna y botín robustos y pecho de paloma? ¿Por qué, conquistadora,
Una dulce nevada está cayendo detrás de cada cosa, cada amante, una dulce nevada comprendiendo lo que la vida tiene de distante. Un monólogo lento de diamante
¿Qué caprichosa y exquisita mano trazó, eligió ese gesto perdurable… lo sacó de su nada, como un dios, para alumbrar por siempre otra ale… ¿Participabas tú del dar eterno
El que solía visitarnos, el que er… de todos más amado, suave vuelve a la sala sencilla, cada día más real y más leve, ya de humo. ¿Cuándo tocó la puerta? No podemo…
Uno vuelve a subir las escaleras de su casa perdida (ya no llevan a ningún sitio), alguien nos llama con una voz querida, familiar. Pero ya no hace falta contestarle.
Ahora que estamos solos, infancia mía, hablemos, olvidando un momento los extraños retratos