#EscritoresChilenos
No tengo sólo un Ángel con ala estremecida: me mecen como al mar mecen las dos orillas el Ángel que da el gozo
Madre mía, en el sueño ando por paisajes cardenosos: un monte negro que se contornea siempre, para alcanzar el otro mon… y en el que sigue estás tú vagamen…
Niñita de pescadores que con viento y olas puedes, duerme pintada de conchas, garabateada de redes. Duerme encima de la duna
Doña Primavera viste que es primor, viste en limonero y en naranjo en flor. Lleva por sandalias
La mujer que no mece a un hijo en… cuyo calor y aroma alcance a sus e… tiene una laxitud de mundo entre l… todo su corazòn congoja inmensa ba… El lirio le recuerda unas sienes d…
La casa blanca de cien puertas brilla como ascua a mediodía. Me la topé como a la Gracia, me saltó al cuello como niña. La patria no me preguntaron,
La niebla ha ido adensándose en forro azul-ceniciento y cegando el mar nos hurta la nidada de archipiélagos: hembra tramposa y ladina
Duerme, duerme, dueño mío, sin zozobra, sin temor, aunque no se duerma mi alma, aunque no descanse yo. Duerme, duerme y en la noche
Resbalando los pastales y entrando por los viñedos que el Diablo trenza y destrenza desde la cepa al sarmiento, dan al animal y al indio
Amarás la belleza, que es la sombr… No hay arte ateo. Aunque no ames… No darás la belleza como cebo para… No te será pretexto para la lujuri… No la buscarás en las ferias ni ll…
Madrecita mía, madrecita tierna, déjame decirte dulzuras extremas. Es tuyo mi cuerpo
—Niño, tú pasas de largo por la huerta de Lucía, aunque te paras, a veces, por cualquiera nadería. ¿Qué le miras a esa mata?
Detrás del muro encalado que no deja pasar el soplo y me ciega de su blancura, arden fiebres que nunca toco, brazos perdidos caen manando,
Creo en mi corazón, ramo de aromas que mi Señor como una fronda agita… perfumando de amor toda la vida y haciéndola bendita. Creo en mi corazón, el que no pide
Dame señor la fuerza de las olas d…