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Un rastro de lo feliz que me haces

Te has dejado el jersey
su olor es obvio
aunque también es radiante.
De el irradia calor
haciendo el invierno inmejorable.
 
Sin ponérmelo siquiera
solo con tu mero recuerdo
ya me siento un poco más cubierto
más querido
más feliz
la cura a la hipotermia resulta ser el amor
quien lo iba a decir.
 
Tu olor me calienta el alma,
me derrite el corazón,
cortocircuita mi cerebro
pero me recuerda tu lugar,
no es junto a mí
y este abrazo no es de verdad.
 
Durante una hora lo intenté
de verdad quería dormir
pero estabas justo ahí
y mi nariz te quería ver.
 
Huelo el aroma a coco
o tu aroma mejor dicho,
y la tela acaricia mi cara
o tus manos mejor dicho,
y me envuelves como una manta envuelve a un bebe
y le protege de todo lo que le pueda pasar,
como los cálidos brazos de su madre.
 
Lo abrazaba como si fueras tú
y se lo creyó,
caí dormido inmediatamente.
Te quiero tanto que logré engañar a mi cerebro
tal y como engañarías a un infante.
 
Pero al final solo era un recuerdo
y solo me desperté con tu jersey
y con tu olor
pero sin tu cara, sin poder abrazarte.
Entonces seguí con mi día
sabiendo que abrí los ojos y no te tenía delante.

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