Cargando...

Porque no me dijiste adios

Estaba tan acostumbrada que no lo conseguí.
No conseguí estar preparada para el primer día sin ti.
Ni para el primer 3 de abril,
tu cumpleaños; sin ti.
Ni para la primera navidad,
tu fiesta favorita; sin ti.
Ni para el primer domingo,
nuestro día especial,
todos los días lo esperaba
y ahora no quiero ni salir.
 
El panadero echa de menos verte,
y a tus temblorosas manos buscando el dinero para pagarle.
Se reía de ti pero te esperaba impaciente.
Ahora mirarle a los ojos me quita el hambre,
pero tengo que volver con esta bolsa
llena de pan
solo que ahora mi preocupación
es que mamá no me vea llorar.
 
La misma que aun hace tu parte de la comida.
Por mucho que se lo recuerde, le duele más no hacerla.
Porque sería aceptar que ya no estás
y que sin ti
estas cuatro paredes ya no son un hogar.
 
Todos nos sentimos culpables,
sobre todo papá.
 
Hace dos semanas que no va a la oficina,
ya sabes que llevaba 15 años sin faltar.
Es el que menos ha llorado
niega que todo esto sea verdad.
Cuelga y cuelga carteles de se busca,
vuelve y se sienta a cenar
sordo a lo que le vayamos a decir
cuando se va a dormir
sabemos que mañana será igual.
 
Ahora soy yo la que saca a la perra.
Recuerdo que tu le pusiste el nombre,
Lena,
siempre se da la vuelta buscándote con algo de esperanza.
Yo la miro, viendo si sus ojos se iluminan una vez más,
viendo si su cola recupera el movimiento que tenía,
viendo si a lo mejor me mira y te ve detrás
y de repente me abrazas y te disculpas.
Siempre espero que esto sea otra de tus bromas,
pero nunca lo es y nunca lo será.
 
De repente este camino es mucho más solitario,
al menos antes te tenia
y lo peor es que creía que eras feliz.
Pero ahora corro, ando y me arrastro
por esta carretera sin fin,
llena de señales que me animan a seguir.
Ojalá las hubieras leído,
pero ya es muy tarde para ti
 
Aquel día te volviste una asesina
y esta vez no te puedo regañar.
Porque fuiste tu propia victima,
por eso no me puedo perdonar.
 
Después de tanto cargar esta culpa
espero algún día poder dejarla ir
pero mientras tanto cargaré con tu ataúd
y usaré la poca energía que me queda para,
con sangre en mis manos y lágrimas en mis ojos,
ayudar a otras como tu.
Para que otras como yo no sientan lo que siento al ver el color azul
y para que otras como tu vean a sus Lenas y elijan vivir,
aún si solo es durante un día,
y en ese día, que al menos elijan despedirse de su hermanita.

Preferido o celebrado por...
Otras obras de Garjok...



Top