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Día veintidos. Tu nombre, poesía

Y saber luego que eres tú
Barca de brisa contra mis peñascos;
Y saber luego que eres tú
Viento de hielo sobre mis trigales humillados e írritos:
Frágil contra la altura de mi frente,
Mortal para mis ojos,
Inflexible a mi oído y esclava de mi lengua.
 
Nadie me dijo el nombre de la rosa, lo supe con olerte,
Enamorada virgen que hoy me dueles a flor en amor dada.
 
Trepar, trepar sin pausa de una espina a la otra
Y ser ésta la espina cuadragésima,
Y estar siempre tan cerca tu enigma de mi mano,
Pero siempre una brasa más arriba,
Siempre esa larga espera entre mirar la hora
Y volver a mirarla un instante después.
 
Y hallar al fin, exangüe y desolado,
Descubrir que es en mí donde tú estabas,
Porque tú estás en todas partes
Y no sólo en el cielo donde yo te he buscado,
Que eres tú, que no yo, tuya y no mía,
La voz que se desangra por mis llagas.
Preferido o celebrado por...
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