#Mujeres #Nicaragüenses #SigloXX
A las cinco de la tarde Cuando el resplandor se queda sin… Y el jardín se sumerge en el últim… Oigo el grupo bullicioso de niños Que salen a cazar luciérnagas.
El hombre que me ame Deberá saber descorrer las cortina… Encontrar la profundidad de mis oj… Y conocer lo que anida en mí, La golondrina transparente de la t…
Tu recuerdo se enreda a mi alreded… cobijándome del frío, brilla con m… de esta tarde en la que te escribo… y decir tu nombre en secreto, para… envolviéndolo en el recinto de mis…
Hay quienes piensan que he celebrado en exceso los misterios del cuerpo la piel y su aroma de fruta. ¡Calla, mujer! me ordenan
Toda mi casa esta regada por mis poemas. Me aparecen en la cocina, en el estudio, en el dormitorio. Están extendidos a lo largo de mi desorden, esparciendo su dulzura por las horas tequ...
Te veo como un temblor En el agua. Te vas, Te venís, Y dejás anillos en mi imaginación.
Cuando yo llegue a vieja —Si es que llego— Y me mire al espejo Y me cuente las arrugas Como una delicada orografía
La mañana se despierta Húmeda y vegetal Todavía sin poder sacudirse la llu… Que sigue lamiendo sus bordes. Me levanto aturdida
Y va naciendo El pretexto para decir tu nombre En la noche remojada, Tierna y húmeda Como la flor de grandes ojos abier…
Dios te hizo hombre para mí. Te admiro desde lo más profundo De mi subconsciente Con una admiración extraña y desbo… Que tiene un dobladillo de ternura…
Quiero tener ese hijo tuyo, amor. Dárteme desde dentro de mi vientre En una nueva prolongación de tu in… Mostrarte hasta dónde puede crecer… Como un árbol,
¿Por qué no me dijiste que estabas… Ese castillo de arena? Hubiera sido tan hermoso Poder entrar por su pequeña puerta… Recorrer sus salados corredores,
Las mañanas cambiaron su signo con… Ahora el agua, su tibieza, su magi… Es diferente. Ahora oigo desde que mi piel conoc… Cantos de tiempos clandestinos
Estoy viva Como fruta madura Dueña ya de inviernos y veranos, Abuela de los pájaros, Tejedora del viento navegante.
No se marchitan los besos Como los malinches, Ni me crecen vainas en los brazos; Siempre florezco Con esta lluvia interna,