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Mustafa, en la pantalla grande(2)

Sentado sobre el gastado banco del Arcano Maydan,esperaba Mustafa.
Él no tiene nada que ver con esta historia,él es solo el protagonista.

Durante sus pequeñas e infinitas pero acotadas noches de invierno recordó entre sus sueños deltas a sus poderosos progenitores.
Su padre, un regular mago bereber, su madre una excelsa princesa beduina, se habían enamorado debajo de las estrellas de Ashtarté en el peristaltismo camino de Petra.De aquella serendipia fungió la semilla de la que brotó Mustafa y él lo recordaba en ese celular instante.
Luego que la luces de la plaza se apagaron, Mustafa apoyó su cabeza sobre un cúmulo de estropajos y playeras, y se recostó sobre el frío cemento.
Pero los sonidos metálicos (de qué sabe uno cómo se produjesen) y los interminables ecos apaciguaron tal decisión.
Sin embargo los mirtos y los nenúfares amarillos que miraban hacia la estatua, lograron la non grata apertura de los ojos Mustafeños.
En esa misma esquina una banda plástica de 450x80mm de amarillo semáforo y negro medianoche rodeaba exageradamente la estatua Ibn Yanus y la Fuente de la Doncella, próxima a él.
De repente un grito furioso sacudió el aire.
—¡Corten, corten dulces siervos de la gleba!!!
—Un malandra callejero perturba en el horizonte!—gritó Vladivostok Lope de Chun (1), protestón e informal como un rap yankee y rezongón como un bandoneón mojado.
Por cuarta vez interrumpida la obra con el trémulo sonido de su boca seca.
Su cogote siempre adelantado de la rectitud de su ancha espalda, y sus ojos almendrados oscuros, demostraban cómo analizaba con minucioso detalle cada objeto, inmiscuyéndose en los pensamientos de los artistas, estudiando con suma elocuencia cada ínfimo detalle de la función.
Y allí, a escasos metros “behind the scene”, una cabeza con un gastado shemagh blanco y de negro hollin, un feo, orate, sucio, perdido y desprolíjo ser humano asomaba donde nace el gregal.
La aguda mirada de Vladivostok Lope de Chun como de lince perspicaz, infundía, a la vez, un eclipse parcial en la zona de actuación.
¿Acaso era un bellaco, un maloso ruin, alterado su comportamiento por culpa del demonio, que solo buscaba el malestar de sus subordinados o, en cambio, era un experto en las artes con un agudo discernimiento con una superdotada perspicacia de zorro para alcanzar el desarrollo perfecto e exigente de una creativo sin escrúpulos?
Ni idea.A Mustafa no le importaba, o sí, pero no le interesaba si le importaba.
Prefería seguir haciéndose la película del padre mago y madre princesa.

(1)De bigotes más finos y extensos que los de un gato persa y de temperamento impredecible y suculento.

#arcano #director #pelicula

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