Cenizas en la sombra
"...El amor es la piedad que nos tenemos..." Efraín Huerta.
Deshecho el hechizo, bóveda celeste sin estrellas, oscuridad liberadora que me rinde ante tu lejana extinción. Ya no hay Dios. Me desplomo sobre mi almohada, empapada en el rocío que nació de tus silencios vacíos de sentido, llena del temor de perder el recuerdo de tu olor. No volveré a creer en la primavera, ni sentiré el ronroneo dulzura tacto suavidad, no habrá historias plenas ni me mostrarás colores que vuelan. Deshecho el hechizo te has esfumado y no ha habido adiós.
Mis ojos clausurados saben que estás siempre presente, llenando el recorrido de esta mirada extraviada en mi frente. Sé que soy incapaz de verte. Pulpejos solitarios que no te hallarán. Cualquier cosa que torpemente toque, se marchitará. Flores inertes, riachuelos secos, hierba agostada, estéril mendiga de un sueño que ya no está. No te podrán sentir mis anhelos. Mis ojos clausurados han enraizado pestañas entrelazadas, quebrando cualquier posibilidad.
Inundas sin piedad lo que es mi realidad, cubriendo el mundo antiguo con un tul que solo podrá hacer arder la verdad en la oscuridad, apagando los destellos de vida e ilusión. Mientras, un rio turbulento de pensamientos alterados, ausente el rayo de luz que podría convertir al color el mundo en el que ahora estoy. Inundas sin piedad y contra eso no voy a luchar.
Hay fuerzas de la naturaleza ante las que te rindes. No tengo entereza para oponerme al magma, al rayo, al trueno, al hielo. No importa nada más. Ya no estás. Mi autómata formal continuará la estela dibujada por la rutina, sin espontaneidad, sin sonrisas, sin libertad. Seré cenizas en la sombra de lo que soñaba. Nadie lo notará. Sólo yo sé que ya no aspiro a nada. Hay fuerzas de la naturaleza que te saben quebrar.
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