Si hoy sería mi último día
Si ayer fuese hoy, no me gustaría despedirme de nadie.
Si ayer fuese hoy comenzaría mi día haciendo el amor y desayunando una torta,
luego me gustaría ir a tomar mates al mediodía con mi madre.
Si ayer fuese hoy almorzaría en una terraza con todos mis amigo.
Si ayer fuera hoy me gustaría hacer la digestión tirado panza arriba debajo de un árbol,
descalzo y el quitándome el botón del pantalón.
Si ayer fuese hoy, merendaría con toda mi familia, con mi prima, los hijos de mis primos, mis tías
y algunos amigos muy cercanos que cumplen el mismo puesto,
sintiéndome como un cumpleañero pero con un protagonismo colectivo.
Cenar no es necesario, porque si ayer fuese hoy, aún seguiría la función,
pero se acerca el final del día y yo, un poco risueño y con nostalgia,
comienzo a pensar en que queda poco de esta condición y que pronto todo acabará.
De repente se me ocurre de que si hoy fuera mi último día, haría todo lo que haría ayer.
Porque si haría lo que todo haría ayer, sabría que no me hará falta tantas cosas que pensé que si.
