Ella llenó la última superficie libre del vagón. Él se contrajo ligeramente para crearle más espacio. Ella valoró el esfuerzo y lo premió con una sonrisa que él respondió; lentamente volvieron a sus pensamientos. La cercanía de sus cuerpos hizo que sus miradas se alinearan constantemente y en un vaivén del tren él se tragó su aliento y sintió ganas de besarla. Ella palpó su deseo y también lo deseó. Cerraron los ojos y se besaron hasta que anunciaron la llegada a su estación. Al bajar, pensó en mirar hacia el tren, pero la muchedumbre lo arrastró a su rutina.