Ariadna
Mi memoria es una ciudad antigua: un laberinto de pequeñas calles y plazas, de casas nuevas y viejas y de grandes mansiones levantadas en diferentes épocas; y todo esto rodeado por una multitud de nuevos barrios con calles rectas y casas dolorosamente uniformes. Camino por una de esas calles para llegar a tu casa. Mientras golpeo a tu puerta distingo mis huellas en la tierra; pero cuando me volteo a contemplar el camino andado ya no reconozco lo que veo. Todo se ha transformado en otra cosa. También tu puerta, que ahora es una lápida.
