Me hace falta Venezuela los domin… Venezuela, con sus cerros y sus pl… Valencia con su parque Negra Hipó… Y el mercado periférico de La Can… Me hace falta Venezuela los fines…
Por la caricia de tus ojos profundamente descubiertos te quiero soledad sin dueño Por el roce sublime de tus labios
Mi poesía no piensa más que en aqu… que seduce con el licor dulce de s… la copa vacía de mis ansias querer beberla de un solo trago ahora mismo que ando embriagado
Yo la amo Pero ella a mí no Lo cual es lo mejor que me pudo haber pasado Porque si ya la celo
Me tomaré una copa a tu salud Ajenjo, el licor de los poetas Rimaré unos versos en cuartetas Invocaré a las musas en su altitud Aceptaré un no sin más protestas
Yo me quedo con el araguaney Florecido de amarillos Para nosotros dos aquel único día A inicios de la primavera Una semana después
Durante demasiado tiempo He recorrido kilómetros de calles De diferentes ciudades En cinco naciones de dos continent… Buscando a la mujer de mis sueños
Desde el momento en que ella Muy amablemente me dijo: “Hala ya, búscate la vida!” Comprendí que debía emprender Y emprender significa vender
En este mundo Para vivir en paz e infelicidad Hay que convertirse en asceta Que nada te tiente Que nada te provoque
Dime tú qué se puede escribir en u… página en blanco sino algo que no manche la vida ya tan manchada por los acontecimi… diarios
Quiero un sitio un lugar determinado una sombra virgen después del momento de la siembra quiero un remedio contra el sol le…
Todo empezó como un juego mientras yo escribía un poema (romántico por cierto) Tú con tu mente perversa te quitaste toda la ropa
El día que no soy útil estoy muert… Estoy muerto mientras meo Muerto estoy mientras como Muerto mientras duermo. Para mi cuerpo muerto un sacudimie…
San Ginés son tres, no es uno ni… Allí es donde se bebe el buen choc… Nada más hay que ir por una taza e… Gula que en la parroquia nos perdo… Iniciarnos en la lectura de Pérez…
La desnudez de tus brazos me hace imaginar tus muslos desnud… Tu rizada cabellera me hace imaginar los rizos de tu monte de Venus