Cargando...

Dime tu

Se mueven las casas del centro,
Caen al acantilado los restos,
De un club social del tiempo,
Fuentes de vacíos del reino.
 
Uno baila, grita, produce,
Muere día con día,
La dignidad es apatía,
En puntos de rebeldía.
 
Duele demasiado el ayer cabalístico,
La fosa del ogro apocalíptico,
Los pájaros de acero,
Los vientos bélicos.
 
El azar de correo,
Ejecutados los ceros,
Que faltan en los sueldos,
Del pueblo obrero.
 
Dime tu si ves el acervo,
Que se funde en el cerebro,
De los caminantes mancebos,
Los quijotes sin respeto.
 
La humildad de invento,
Las garras de fuego,
Dime tu si el secreto,
Es devorarnos por dinero.
 
Aventarse al espejo,
De la insoportable ausencia,
Tantas cadenas rotas,
Sumisión de ropas.
 
Y ese sol eterno que nos devora,
Dime tu si embelleces sintiendo,
La última y magnifica noche,
La libertad del cónyuge.
 
La lealtad de un mercenario,
La vanidad de un presidario,
Tu voluntad de emisario,
Árida y dolorosa muerte.
 
Cuando te resfrías y te escondes,
De las turbas poseedoras de cobre,
Dime tu si respiras,
Cuando te penalizan.
 
Por héroes que desconoces,
Por miedos y rencores,
Por la inmóvil ley de corte,
El asesinato firmado por dioses.

Otras obras de Israel Rodríguez...



Top