Cuando vuelvas asegúrate, De destapar el vino, Fantasear destino, Compartir deseo conmigo. Cuando vuelvas ignora,
Ya sabes que no busco, La perfecta posición, En que pueda darte, Un poco más de lo mejor. Tampoco hablarte con pasión,
Camino sesgado a pies cansados, Manipulando mis horarios, Contando baldosas, Añorando un cielo azulado. Preguntando, tal vez pensando,
Ensayé de mala manera, Los últimos versos, De mis centellas, Noches en vela. Leyendo haciendo novela,
Cuando uno cae, A la tempestad. Te absorbes en tu sangre, Ruborizas el enjambre, Te esparces.
Se dice que en Burj khalifa, Se mide su altura, En el consumismo, De su altruismo. Gigantes dormidos,
Se perforó la arritmia, Grises de robles, Pestilencia cónyuge. Sin adioses, Se comienzan,
Como un cristal roto, Contra los labios, Un despintado marco, Un decibel de milagros. Una flor en terrenos vagos,
Hay demasiado dolor, En el fuego cruzado, De invidente invasor. Cultivan a la coalición, Que embriaga al deudor,
Se derrumban los cimientos, Caen astros desde el cielo, Esta noche habrá fusilamiento, Una orden de allanamiento. Hay duda, locura, aislamiento,
Los fascistas no usan uniforme, Ni extraen sus mentiras, Con incompletas verdades. No destrozan desde tanques, Lo hacen en la clandestinidad,
Las figuras del circo, Han escapado, Del tratado. Los monstruos vitales, Se alistan de militares,
Tallare de flores tu tumba, Cuando te vayas, Cuando ya no estés, En mi fin de mes. O me critiques,
Si me buscas, No me encuentras, Si me llamas, No te ofrezcas. Es tan pesado el destino,
¿Quién te cubre de hielo? En fino desafiar, Negándote el cielo, Donde te fuiste a imaginar. ¿Quién no te escribe?