Me regalo mis días para andar, Unos zapatos de mi talla, El camino que quiero, Mi amor y mi duelo, la soledad. Unas gafas de sol amplias,

Viejo amargo y desahuciado, ¿Qué mal hiciste a tu hija, Que en mis carnes se ha vengado? Anciana señora que rehuiste Las batallas de tu ahijado,

El ciclo de la vida sigue Gracias y a pesar de mí. Hartigan, me parece justo: “El viejo muere, la chica vive”. Mi sangre corre por tus venas

Oh, mi dulce bebé robado, Te he buscado toda mi vida Como una perra que rastrea Una lagrima bajo el diluvio, Sin más cuenco que las manos.

¿Hacia dónde van tus pasos? ¿En qué te has convertido? ¿A qué me enfrento cuando te veo? ¿Qué fue de aquellos espíritus Libres, insólitos e indomables?

Te quiero, Como lo viejo a lo nuevo, Como un suspiro al anhelo, Como la leche al almendro, Como esta lágrima al océano,

Con sangre en los pies, Barro en las mejillas, Un hijo en los brazos Y frío hasta en el alma, Said camina.

Para nacer en ti he nacido, Para abrir mis ojos a los tuyos, Y así lanzar mi grito primigenio Asido al cordón de tu mano. Para nacer en ti he nacido,

Trajes de Armani, Gafas de Gucci, IPad, Rolex, Señuelos, señales De una mejor vida.

Me muero de ganas por decirte te quiero, amor mío,

Para que encontréis la verdad, Tejen los artistas con su piel El mapa de este caótico cosmos. Para que disfrutéis de la belleza, Unen imposibles partículas de nada

Negación, Dueña del Olvido, señora de otro mundo plagado de fantasmas e insignificantes insectos.

Leves como chispeantes átomos Bailando en el dedo de Dios, Como la espuma efervescente De la séptima ola, Sin rémoras ni lastres,

Ya llegan... Con sus cantos de sirenas, El sable de ruido marchito, Sus marchas militares, Con el odio y el veneno

Cuando dormías, sin saberlo, con tu peor enemigo, a quien entregaste tu alma, el tiempo, tu energía, tus sueños. Cuando cuidabas a sus hijos