( ÁMAME)
Ámame
en la firme costa
de tu templo
que vincula mi experiencia
con tus cuantas primaveras
que me elevan al contorno
de tu aliento envenenado
en tus noches del amor.
Ámame
en un lugar de la mañana
el cual la luz de tu cintura
Y tu epidermis
se enaltezcan
más allá de mi erótico
blasfemo que con su
impulso se incuba
carraspeando
tus delirios de fiera
Y de celos elevados
por encima de la cama
chorreando efervescencias
cotidianas como gotas
del amor.
Ámame
en mi caluroso pensamiento
que se despacha con tus labios
Y en cada esquina de tus senos
conmovidos con un impulso
tan definitivo; con destino hacia tu
tu historia Y tu nombre.
Pero Ámame
Y tan sólo Ámame
con tu gloria de mujer
que me encarcela Y me conduce
al secreto más remoto, eminente Y
poseído... Destino al corazón.