Luna perdida
Sí, ella sigue, impávida
Su halo se cierne como si fuera mañana
Y su mirada se enternece sobre la aurora; brilla a lúmenes
Y corre por segundos, llora
Por centímetros, casi de a metros
Y se cansa de a vertientes
Se cansa de a pensamientos acuosos.
Yo dejé ya mi recorrer
Desvencijado, respiro soles y exhalo
Óxido.
Ya uso perfumes de tres años
Y huelo a perdones, y olvidos,
Y rencores
(Perdón).
Aún así, ella huele como yo
A bucólicas a mareas por metro
O por aceleración
(¿quien sabrá tal secreto secular?)
Como un porque luminoso
Sus razones se plantean en el surrealismo
Y se plasman en todos los Artes
En lo inútil y en lo fundamental
Entre las líneas y entre las otras
No soy espejo de ladrillo
Ni mármol de exorbitantes historias
Pero deje de ser marfil de estatuas ígneas
Perdí las medidas de mis tramos
Y recorridos
Sólo quedan los lentes y el olor
Y la brisa de otoño
Con el frío retorno
Y el entorno
Cambia y rueda
Nunca ya.
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