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ROSTROS EN EL HUMO

 
 
Vuelven los rostros en el humo,
en la lluvia que salpica el cristal de la memoria.
Vuelve la tarde a ponerse
y se rompe
en mi cabeza
como una paloma desmayada.
Pero no estoy tan solo,
estoy con mi recuerdo,
tiene el cabello crecido
y le gusta soñar con antílopes milenarios,
con muertos que beben vino de las flores.
No estoy tan solo,
el polvo que piso  fue el padre de mis padres
segun la leyenda,
esta pared que miro por dentro suspira,
amo su vestido de piedra
y el universo de puertas alumbradas
por algun relámpago.
Amo el corazón de una muchacha
que engendró el árbol  mas enorme del mundo,
a estas calles que sudan bajo mis pies
los rumores de otros años.
Son los rostros en el humo,
ahora cruzan el rio, mi pequeño gran rio,
y mamá envuelta en un mantel
con su diente de oro, que hoy me di cuenta
era el sol de su boca.
Mis hermanos lavan la humildad en el rio
mientras miro las flores que la corriente arrastra.
Crece el humo,
abuela en un sillón mece la ternura,
entro a sus ojos,
el niño que yo era, en su mirada es de nieve.
Entro a su pecho de relojes detenidos,
en el campanario del alma se han roto todos los espejos,
y yo, abuela, miro como te disuelves entre los golpes del agua.
El humo sigue dibujando rostros,
cruzan los amigos con sus toros de cristal,
y como un rayo tierno, mi perro Johny
el que sanaba la herida infantil de mi nostalgia,
y cruza el viento, siempre el viento,
a veces quisiera que el viento tuviera rostro.
Sale un tren del humo
y un barco del humo sale,
y las palomas picotean la soledad
que incendia los tejados.

Preferido o celebrado por...
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