Accede ésta noche, serena
a éste cuerpo, rotundo
clava tus manos y dientes
¡Olvida que el dolor es profundo!
Desgarra lunares, infinitos
y abre con frías manos,
de inquietud
caminos de piel y barro,
recorre, sin pena
la pulcritud.
Erige, sin más
en la penumbra,
con tus labios, acobardados
el fuego que funda éstas carnes,
y que entrañable,
nos azota y alumbra.