Eres mía
como del cielo las estrellas,
eres mía
como las olas de los mares...
Eres mi amor
de las cosas más bellas,
de las cosas bonitas
y dignas de adorarse.
Eres mía
como la luna de la tierra,
eres mía
como los árboles del bosque...
Y aquí me tienes
dispuesto hasta la guerra
para impedir que nadie
a ti te toque.
Mi corazón
no puede ver,
pero sabe querer
y sabe entregarse
y, ante tu amor, no puede decidir...
No puede distinguir
la mañana o la tarde...