A usted le doy una flor, si me permite, un gato y un micrófono, un destornillador totalmente en de… una ventana alegre.

Amarillea amargo el tiempo y no hay tiempo para más desdecir la muerte. Marinero que llevas la barca del pasar,

Soledad, sí pero tú nunca. Ausencia, pero tú nunca: inmóvil luz sin término

Respiración oscura de la vulva. En su latir latía el pez del légam… y yo latía en ti. Me respiraste en tu vacío lleno

La lluvia como una lengua de prensiles musgo… parece recorrerme, buscarme la cer… lamer el eje vertical, contar el número de vértebras que…

Cuando ya no nos queda nada, el vacío de no quedar podría ser al cabo inútil y perfec…

Hoy he amanecido como siempre, pero con un cuchillo en el pecho. Ignoro quién ha sido,

El encuentro fugaz de los amantes en las furtivas camas del atardece… y ya el adiós como de antes casi de empezar el amor y el jadeante amor

Cómo se abría el cuerpo del amor h… como si fuera un pájaro de fuego que entre las manos ciegas se ince… No supe el límite. Las aguas

No quiero más que estar sobre tu c… como lagarto al sol los días de tr… Se disuelve en el aire el llanto r… al pie de las estatuas recupera la hiedra

Ah soledad, Mi vieja y sola compañera, Salud. Escúchame tú ahora Cuando el amor

Estabas a mi lado y más próxima a mí que mis sentido… Hablabas desde dentro del amor, armada de su luz. Nunca palabras

El pecado nacía como de negra nieve y plumas misteriosas que apagaban el rechinar sombrío de la ocasión y del lugar.

Estabas desleída en la dulzura de los secretos jugos de tu cuerpo y te llevaba el agua como a una larga cabellera verde engendrada en los limas