#Cubanos
Sin dientes, pero con dientes como sierra y a la noche no cierra el negro terciopelo que lo entierr… entre el clavel y el clavón crujie… Bailados sueños y las jácaras moli…
Los dos cuerpos avanzan, después de romper el espe… intermedio, cada cuerpo reproduce el que está enfrente, comenzando a sudar como los espejos.
Una oscura pradera me convida, sus manteles estables y ceñidos, giran en mí, en mi balcón se aduer… Dominan su extensión, su indefinid… cúpula de alabastro se recrea.
El tallo de una rosa se ha encoler… que impedían que su cintura fuese… cuando estaba tan tranquila en las… y un marinero llamado por la palab… se ha unido la los clamores de alf…
Brillando oscura la más secreta pi… a las prolijas plumas descaradas e… lento o en playa informe, mustio s… doblado al viento que le crea defo… Perfilada de acentos que le burlan…
Lento es el mulo. Su misión no si… Su destino frente a la piedra, pie… creando la abierta risa en las gra… Su piel rajada, pequeñísimo triunf… pequeñísimo fango de alas ciegas.
El toro de Guisando no pregunta cómo ni cuándo, va creciendo y temblando. ¿Cómo? Acariciando el lomo
Cubre de nieve solícita figura que alada medianoche esplende. Negro festón granada que se tiende… como un astro en su fría luz impur… Cansado el aire su esbeltez procur…
En el chisporreo del remolino el guerrero japonés pregunta por s… le responden, en el descenso a los… los huesos orinados con sangre de la furiosa divinidad mexicana.
En la azotea conversable, con riesgo de tu vida, lees la Biblia. Era toda su casa que ahora tropieza con el humo.
Porque habito un susurro como un v… una tierra donde el hielo es una r… el fuego no puede izar un pájaro y quemarlo en una conversación de… Aunque ese estilo no me dicte un s…
¡Debajo de la mesa se ven como tres puertas de pequeños hornos, donde se ven piedras y varas ardie… por donde asoma el enano
Separados por la colina ondulante, dos ejércitos enmascarados lanzan interminables aleluyas de c… El jefe, en su tienda de campaña, interpreta las ancestrales furias…
Ah, que tú escapes en el instante en el que ya habías alcanzado tu d… Ah, mi amiga, que tú no querías cr… las preguntas de esa estrella reci… que va mojando sus puntas en otra…
Rueda el cielo –que no concuerde su intento y el grácil tiempo– a recorrer la posesión del clavel sobre la nuca más fría de ese alto imperio de siglos.