#Cubanos
Ah, que tú escapes en el instante en el que ya habías alcanzado tu d… Ah, mi amiga, que tú no querías cr… las preguntas de esa estrella reci… que va mojando sus puntas en otra…
La noche no logra terminar, malhumorada permanece, adormeciendo a los gatos y a las h… Estar aprisionada entre dos globos… y mantener, como una cabellera
Cubre de nieve solícita figura que alada medianoche esplende. Negro festón granada que se tiende… como un astro en su fría luz impur… Cansado el aire su esbeltez procur…
Déjenlo, verdeante, que se vuelva; permitidle que salga de la fiesta a la terraza donde están dormidos. A los dormidos los cuidará quejoso… fijándose cómo se agrupa la mañana…
Sin aumentar su poder, Júpier ya no merienda, y que el instante comprenda la lucidez sin ceder el rasguño de la venda.
El sueño que se apresura no es el mismo que revierte. La muerte cuando es la muerte, Pierde la boca madura. La esencia que no se advierte
En la azotea conversable, con riesgo de tu vida, lees la Biblia. Era toda su casa que ahora tropieza con el humo.
¡Debajo de la mesa se ven como tres puertas de pequeños hornos, donde se ven piedras y varas ardie… por donde asoma el enano
Brillando oscura la más secreta pi… a las prolijas plumas descaradas e… lento o en playa informe, mustio s… doblado al viento que le crea defo… Perfilada de acentos que le burlan…
Ahora que ya tu calidad es ardient… como el órgano que se rodea de un… húmedo y redondo hasta el amanecer y hasta un ancho volumen de fuego… Ahora que tu voz no es la importun…
Como un ala perdida —era la noche intensa por mil voce… apareciste (ya yo sabía que alguna… se rompería el ala sobre la frente… En la mañana
Como una giba que ha muerto envene… el mar quiere decirnos ¿cenará con… Sentado sobre ese mantel quiere re… su cabeza no declina el vaivén de un oleaje que va plegando la or…
Sin dientes, pero con dientes como sierra y a la noche no cierra el negro terciopelo que lo entierr… entre el clavel y el clavón crujie… Bailados sueños y las jácaras moli…
Hervías la leche y seguías las aromosas costumbres… Recorrías la casa con una medida sin desperdicios. Cada minucia un sacramento,
Rueda el cielo –que no concuerde su intento y el grácil tiempo– a recorrer la posesión del clavel sobre la nuca más fría de ese alto imperio de siglos.