#Españoles
Contempla allá esa luz que hacia el poniente es sangre. Esa luz que parece inventarse la c… en sus atardeceres. Distinta cada… contémplala desde aquí y mira cómo…
Guarda mi corazón el balanceo de las altas palmeras, que un aire… agita en la noche benigna. Siento en mí sus raíces nutrirse d… y que sus altos troncos, ingrávido…
Desde la torre observas cómo cae l… las últimas montañas perdidas con… los árboles que ascienden levement… el fulgor de los astros que brilla… Cerca quedan las playas del Sur,…
El miedo, no. Tal vez, alta calin… la posibilidad del miedo, el muro que puede derrumbarse, porque es c… que detrás está el mar. El miedo, no. El miedo tiene rost…
A la mitad del día corrimos hacia el mar, hacia la os… ola de azul y de vaivén, de brisa y de pequeños mensajes extendiéndose lejos o viniendo qui…
Cómo se trenza el amor en las tard… mientras todo sucede sin vértigo y… cumple asilo de formas y de imágen… Cómo se trenza y cómo no desvía su… el sueño pende. Los labios se han…
Es la hora del regreso: el camino que verde desafiaba a la… habrás de desandar en esta hora no… Te alumbrarán las débiles luciérna… y las cumbres lejanas vigilarán tu…
La imposible belleza de ese perfil… las luces de la noche dando brillo… la hermosura y el vértigo, la espi… los labios deseosos y el amor y su… Ojos desconocidos que tanto me con…
Desde el Bazar Egipcio se expande por el aire una oleada de esencias. El humo primitivo de los hogares adormece a la tarde… que huele a mar y a profecía.
He mirado tu desnudo flotar en las tranquilas aguas de mi esta… Corres hacia la flor, hacia la nub… de un paraíso y brilla tu desnudo,… que ha dorado en la sien el humo d…
Aquí en lo oscuro quedo pulsando mi dulcémele, mientras veo que te alejas feliz, contra la línea del horizon… Mueves el cuerpo al son de mis aco…
En las noches lascivas, amables, s… nos miran desde el lecho vibrantes… desde el lecho que ha sido la gónd… donde el amor dejaba sus rosas esc… En las noches lascivas nos miran i…
He vuelto a la blancura dolorosa de las amadas cumbres, que guardaron con celo los días de la lejana juventud. Aquellas blancas cimas que escondí…
Si el tiempo me persigue me ocultaré en el mar, regazo inmenso que me envuelva lejos de las orillas. Allí,
Como la tarde que posó una mínima caricia en tu desnudo, o el sol dando en tu vientre; como la tarde toda desprendida