nosotros
Ella, temblaba de frio mientras todo a su al rededor
dormía, como si, fuera un mundo oscuro y en silencio.
No, me decía nada, pero era tanto, su terror que el
corazón gritaba auxilio.
Sus ojos llenos de miles de góticas, su cuerpo el instrumento perfecto .
Un susurro oración perfecta .
En medio de un silencio, una caricia que respondía, con el
mas sencillo y humilde gesto de aceptación; como si se me
invitara hacer parte de la piel, de ella .
Y entre suspiros reaccione a pedirle su mano, para que
sintiera la libertad por tal solo un segundo, desdichada mujer
que la libertad de mi mano, anille tu buen futuro .
Tal ves no seré igual, que el resto de estos vagabundos, sin sueños
poseídos por la rabia y la virilidad, de una descendencia numerosa
me conformo con un estofado de pollo y que me cuentes, como fue tu dia;
en esta crueldad de mundo, de época, de lugar, de sitio incluso
que tanta felicidad o desdicha te puede ofrecer un herrero,
lo único fuerte que tiene en sus manos, es la ilusión de hacerte su esposa
no seré digno, de consolar a tan frágil mujer con mis manos, llena de sangre
barro y hierro con cicatrices ásperas y duras llena de recuerdos pero
ninguno igual que el anterior tan únicos como tu.
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