Ese día decidimos aventarnos a la marea,
Sin saber nadar, sin saber surfear, y con mucho miedo a morir
El miedo nos pudo haber hundido y ahogado
El miedo nos pudo haber congelado, atragantado, alejado
Pero las ganas de surfear nos mantuvieron a flote
Las ganas de sobresalir nos dieron la fuerza necesaria
Las ganas de pertenecer
Las ganas de cuidar uno al otro
Las ganas de alimentarnos
Las ganas de ser amados
Las ganas de disfrutar las olas
La marea subió, se volvió una tormenta, se apaciguo
Todo era parte de lo que queríamos vivir, lo que queríamos disfrutar y sufrir, cada uno solo y juntos siempre.
El miedo ahogaba pero seguíamos pataleando y aleteando
El miedo susurraba que me rindiera, que el dolor no valía la pena, que la felicidad no era real
Que no me lo debía creer y menos acostumbrarme
Que no lo iba a lograr... “tu no sabes amar”
todavía lo hace...
Tu siempre jalando mi mano, pese a tus propios susurros, siempre jalandome siempre a mi lado.
Solo algo era certero,
...en el mar...
...eramos nosotros dos y nadie mas.