LA INOCENCIA PERDIDA
Oculta dentro de un libro,
hallé una vieja factura,
que mi Padre con ternura
quizás quiso conservar,
de cuando me fue a comprar,
los esperados paquetes,
con cintas y firuletes
que por carta Yo pidiera,
y que luego recibiera
bien repletos de juguetes.
El papel amarillento
en aquel libro olvidado,
de repente ha motivado,
lo que Yo ahora presiento:
mi Viejo, como en un cuento,
su inocencia la perdía,
desde aquel preciso día
que mis juguetes compraba,
porque El mismo comprobaba,
que en los Reyes no creía.