Lo que queráis, señor; y sea lo que queráis. Si queréis que entre las rosas ría hacia los matinales resplandores de la vida,

Qué trasparente amor, en la cálida tarde tranquila, el del azul y yo. Mi pena viene y va. Mas la mira una estrella suave

Tú no lo conociste. Se lo llevaron antes de que tú vinieras. De él aprendí la nobleza. Como ves, la tabla con su nombre sigue sobre el pesebre que fue suyo, en el que están su silla, su...

Sólo lo hiciste un momento. Mas quedaste, como en piedra, haciéndolo para siempre.

La media puesta de sol tiñe con su grana de oro mi otro medio corazón.

—No era nadie. El agua. —¿Nadie? ¿Que no es nadie el agua? —No hay nadie. Es la flor.

Cuando tú quieras, muerte. Te he vencido. ¡Qué poquito puedes ya contra mí!

No recuerdo... (Ya no viene el cavador que cavaba en el venero) No recuerdo... (Sobre la mina han caído

Platero—le dije—, vamos a esperar las Carretas. Traen el rumor del lejano bosque de Doñana, el misterio del pinar de las Animas, la frescura de las Madres y de los dos Fresnos, el olor ...

Cuando el mirlo, en lo verde nuevo… vuelve, y silba su amor, embriagad… meciendo su inquietud en fresco de… nos abre, negro, con su rojo pico, carbón vivificado por su ascua,

No sé si tú, Platero, sabrás ver una fotografía. Yo se las he enseñado a algunos hombres del campo y no veían nada en ella. Pues éste es Lord, Platero, el perrillo fox-terrier de que a ...

Está el cielo tan bello, que parece la tierra. (Dan ganas de volver los pies y la cabeza.)

Y en todo desnuda tú. He visto la aurora rosa y la mañana celeste, he visto la tarde verde y he visto la noche azul.

Arriba canta el pájaro y abajo canta el agua. (Arriba y abajo, se me abre el alma). ¡Entre dos melodías,