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Tempestad

Hoy no quise salir. Preferí quedarme en casa mientras pasaba la lluvia.
Preferí huir e irme al mar a buscar sirenas, hombres perdidos, cartas en botellas que se quedaron flotando en el agua, como quien espera a que pase la tempestad para no tener que usar paraguas.
Me quede bajo las cobijas, pues el sol se quedo dormido y tuve que hacer su trabajo.
Calentar tus manos y Ser tu abrigo en medio del océano. Pues perdimos el bote y quedamos a la deriva.
Quien iba a creer que iba a atrapar los recuerdos de un mudo y después contar su vida como si la hubiera vivido.
La tarde se hizo larga y me pediste permiso para vivir en mis labios y no sabias que desde el primer beso yo había hecho de mi sonrisa un hogar para ti.
Eso que dije al salir de la cama era cierto. No iba a ser tu salvavidas pero quería protegerte y aunque pasará la lluvia preferiría que siguiéramos abrazados buscando la playa aunque terminemos entre las sirenas bebiendo agua salada para curar las ampollas de los labios.
Mi ser indescifrable déjame perderme en ti que ya va a amanecer.
El barco nunca apareció, pero si paso la lluvia. Y aunque no bailamos pude tomar tus manos y Amaneciste junto a mi y abriste los ojos y me recordaste al sol de ayer que fue el cómplice por dejar escapar la lluvia. Pero lo cierto es que él no es el culpable.
Sino yo y mis ganas de estar contigo.

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