Amantes de la quimera, Yo calmaré vuestro mal: Soy la dicha artificial, Que es la dicha verdadera. Isis que rasga su velo

Rostro de asceta en que el dolor s… Como el frío en el disco de la Lu… Mirada en que al amor del bien se… La firme voluntad del hombre fuert… Tuvo el alma más triste que la mue…

Noemí, la pálida pecadora De los cabellos color de aurora Y las pupilas de verde mar, Entre cojines de raso lila, Con el espíritu de Dalila,

Cuando la vida, como fardo inmenso… Pesa sobre el espíritu cansado Y ante el último Dios flota quema… El postrer grano de fragante incie… Cuando probamos, con afán intenso,

Amo el bronce, el cristal, las por… Las vidrieras de múltiples colores… Los tapices pintados de oro y flor… Y las brillantes lunas venecianas. Amo también las bellas castellanas…

¡Qué tristes son las horas! Cual… De ovejas que caminan por el cielo Entre el fragor horrísono del true… Y bajo un cielo de color de estaño… Cruzan sombrías en tropel huraño,

No fuiste una mujer, sino una sant… Que murió de dar vida a un desdich… Pues salí de tu seno delicado Como sale una espina de una planta… Hoy que tu dulce imagen se levanta

Yo no amo la mujer, porque en su s… Dura el amor lo que en la rama el… Y mi alma vistió de eterno luto Y en mi cuerpo infiltró mortal ven… Ni con voz de ángel o lenguaje obs…

Rosada claridad de luz febea Baña el cielo de Arcadia. Entre g… Rocas negras de picos fulgurantes, El dormido Estinfalo centellea. Desde abrupto peñasco que azulea,

Cuando yo duerma, solo y olvidado, Dentro de oscura fosa, Por haber en tu lecho malgastado Mi vida vigorosa; Cuando en mi corazón, que tuyo ha…

¡Cuántas noches de insomnio pasada… En la fría blancura del lecho, Ya abrevado de angustia infinita, Ya sumido en amargos recuerdos, Perturbando la lóbrega calma

Yo sé que nunca llegaré a la cima Donde abraza el artista a la Quim… Que dotó de hermosura duradera En la tela, en el mármol o en la r… Yo sé que el soplo extraño que me…

Cuando el hijo salvaje del desiert… Ata su blanca yegua enflaquecida Al fuerte tronco de gigante planta… Y, tregua dando a su mortal fatiga… Cae en el lecho de tostada arena

Yo en la soledad he dicho: —¿Cuándo cesará el dolor Que me oprime noche y día? —¡Nunca!—el eco respondió. —¿Cómo viviré más tiempo,

Agoniza la luz. Sobre los verdes Montes alzados entre brumas grises… Parpadea el lucero de la tarde Cual la pupila de doliente virgen En la hora final. El firmamento