Cuando la ardiente luz de la mañan… Tiñó de rojo el nebuloso cielo, Quiso una alondra detener el vuelo De mi alcoba sombría en la ventana… Pero hallando cerrada la persiana

Tez de ámbar, labios rojos, Pupilas de terciopelo Que más que el azul del cielo Ven del mundo los abrojos. Cabellera azabachada

En el verde jardín del monasterio, Donde los nardos crecen con las li… Pasea la novicia sus pupilas Como princesa por su vasto imperio… Deleitan su sagrado cautiverio

Nací en Cuba. El sendero de la vi… Firme atravieso, con ligero paso. Sin que encorve mi espalda vigoros… La carga abrumadora de los años. Al pasar por las verdes alamedas,

Miseria helada, eclipse de ideales… De morir joven triste certidumbre, Cadenas de oprobiosa servidumbre, Hedor de las tinieblas sepulcrales… Centelleo de vívidos puñales

¡Qué tristes son las horas! Cual… De ovejas que caminan por el cielo Entre el fragor horrísono del true… Y bajo un cielo de color de estaño… Cruzan sombrías en tropel huraño,

Suspiro por las regiones Donde vuelan los alciones Sobre el mar, Y el soplo helado del viento Parece en su movimiento

Cuando yo duerma, solo y olvidado, Dentro de oscura fosa, Por haber en tu lecho malgastado Mi vida vigorosa; Cuando en mi corazón, que tuyo ha…

Mi corazón fue un vaso de alabastr… Donde creció, fragante y solitaria… Bajo el fulgor purísimo de un astr… Una azucena blanca: la plegaria. Marchita ya esa flor de suave arom…

Yo en la soledad he dicho: —¿Cuándo cesará el dolor Que me oprime noche y día? —¡Nunca!—el eco respondió. —¿Cómo viviré más tiempo,

Si escuchas ¡oh adorada soñadora! Mis amorosas súplicas, Siempre serás la reina de mi alma Y mi alma la fiel esclava tuya. Mandaré construir, en fresco bosqu…

Árbol de mi pensamiento Lanza tus hojas al viento Del olvido, Que, al volver las primaveras, Harán en ti las quimeras

¡Quisiera, noble hermana, prender en los encajes del verso y… el alma triste, arcana, sutil y misteriosa que tienen los…

Cuando la vida, como fardo inmenso… Pesa sobre el espíritu cansado Y ante el último Dios flota quema… El postrer grano de fragante incie… Cuando probamos, con afán intenso,