Así llegó,
brutal,
el principio
del fin
de los principios.
Expuesta,
brutal,
la sexualidad
de sensualidad, carente.
O carente en absoluto.
Perdida, degradada,
se escupe, se olvida;
se convierte
en ponerse una media,
el piel entrando en el zapato,
que uno se quita luego de trabajar
y tira la media sucia en el cesto.
Los gérmenes de un beso quedan
seis meses en el organismo.
Los gérmenes de un acto expuesto,
ensuciado y manoseado
como una herida sangrante infectada,
no llegan nunca a su fin
como lo hacen estos principios
que
nebulosos
ya no existen.