#Argentinos #SigloXX
Llévese estos ojos, piedritas de c… esta nariz de tótem, estos labios… todas la tablas de multiplicar y l… Le doy la cara entera, con la leng… me quito las uñas y dientes y le c…
Todo lo que de vos quisiera es tan poco en el fondo porque en el fondo es todo, como un perro que pasa, una colina… esas cosas de nada, cotidianas,
Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabu...
Sálvalo, mamita, sálvame tantas noches de naufragio… salva tu blusa azul (era en enero,… sálvalo todo, o salva lo que pueda… Esto se viene abajo, pretty mama,
Vuelvo a mentir con gracia, me inclino respetuoso ante el espe… que refleja mi cuello y mi corbata… Creo que soy ese señor que sale todos los días a las nueve.
Bronces de las ocho y media nos llaman cada mañana —entre tu casa y mi casa— de dos cornisas y un breve saludos… ¡Estás tan bella, vestida
Extraño la Cruz del Sur cuando la sed me hace alzar la cab… para beber tu vino negro medianoch… y extraño las esquinas con almacen… donde el perfume de la yerba tiemb…
Esta vernácula excepción nocturna, este arquetipo de candente frío, quién sino tú merece el desafío que urde una dentadura taciturna. Semen luna y posesión vulturna
Recordé un viejo cuento de Jack London, donde el protagonista, apoyado en un tronco de árbol, se dispone a acabar con dignidad su vida. Ernesto «Che Guevara», en La sierra y el ...
La nobleza, las grandes palabras,… a esta ternura sin mejillas que to… a esta lengua sin labios que enten… Envilece un amor así que rebota en… o se va cayendo a pedazos de palab…
Te amo por ceja, por cabello, te d… blanquísimos donde se juegan las f… te discuto a cada nombre, te arran… voy poniéndote en el pelo cenizas… que dormían en la lluvia.
Buscar lo remoto con férvidas ansi… Y en limbos extraños hundir obstin… Que el ritmo, lo Impar de Verlain… Y acordes oscuros de queda armonía Marquen nuestros pasos sobre el gr…
Me diste la intemperie, la leve sombra de tu mano pasando por mi cara. Me diste el frío, la distancia, el amargo café de medianoche
Como una carretilla de pedruscos cayéndole en la espalda, vomitándo… su peso insoportable, así le cae el tiempo a cada desper… Se quedó atrás, seguro, ya no pued…
Esta ternura y estas manos libres, ¿a quién darlas bajo el viento? Ta… para la zorra, y en medio del llam… la ansiedad de esa puerta abierta… Hicimos pan tan blanco