6/10
Me senté a esperarte debajo de una jacaranda y comenzaron a llover flores
Y las aves comenzaron a cantar tu canción favorita, y el viento me insuflaba vida!
efluvios de calidez
Y el cielo se arrebolaba, como si de pronto se ruborizara al sentir la profundidad de tu mirada, y el tiempo sufría de amnesia y el corazón de arritmia.
Preciso de pronto saber cómo estás, verte aunque sea con el rabillo del ojo, atisbando ese aladar que cubre el cardumen de pecas que nadan en tus mejillas, desperdigadas, cuidadosamente pintadas en el lienzo blanco de tu piel, esa piel que dejó su cartografía grabada en mi tacto.
Creo que te extrañe un poco, caminar por veredas vacías, escribirte en espuma, mirarte en acuarelas, escucharte en un atardecer. Por eso te espero ledamente, célibe, fugaz, porque he de verme nuevamente al mirarte, he de escucharte pronunciar mi nombre, he de besar una flor.
Y llegaste
Y te ví
Y desperté.