Lipemanía
Aquellos clisos que nunca vuelven
Cuando el cielo está de luto
llegan a mí ¡Oh! A mí
recuerdos fugaces.
Fugaces como el lampo del relámpago. Diáfanos, cómo la luna que asoma su luz en el umbral de las ventanas sobre las alcobas de los heridos, aquellos cuyas madrugadas siempre son largas.
Recuerdo entonces aquellos espejos en los que me miro cuando te veo. Espejos que reflejan cielos astríferos
que reavivan la llama de un sentimiento inmarcesible. Sentimiento de lipemanía hiriente, porque los espejos ahora están rotos, y cortan, y desgarran.
¡Oh! Noche emboriada, apiádate del noctívago pensador y del andante nocherniego que anda en busca de otros espejos.
Préféré par...
