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Juego de la memoria

Si me amaras no fuera distinto
el amor nace por instinto y muere de resentimiento.
Yo he prometido amarte toda la vida
si eso no basta no puedo cambiar el destino.

Me es indiferente si me amas
tengo los nervios templados para las caídas del biorritmo.
Ya no vuelan mariposas en mi estómago
hay una colonia de culebrillas sucias jugueteando.
 
Temo que el cielo deje de llorar por lo muertos por amor
Hay una cruz en cada corazón y un rosal en cada pecho
cada día mueren niñas asfixiadas por besos lascivos
y mujeres de medio pelo estranguladas por el dolor.
 
Si me amaras no fuera distinto
el amor nace por instinto y muere de resentimiento.
Yo he prometido amarte toda la vida
si eso no basta no puedo cambiar el destino.
 
Hay momentos en que alzo la mirada al cielo
para implorar piedad, un sentimiento
esquivo en el basto firmamento,
que los hombres lo han aprendido a mirar con recelo.
 
Si todo lo que tocará fuera el silencio.
El pegajoso silencio envolviendo tus orejas
y acariciando tu sien para luego ir bajando
por tu cara, tus pechos, tu ombligo.
 
Tú serías distinta,
tendrías el color de las mariposas
Y el aleteo de las libélulas
revoloteando en las luces de neón.
 
El intrincado juego de la memoria de tu cuerpo
aprendiendo con cada juego de mano que ensayo.
Ora toco tus pechos, ora toca tu vulva, ora toco tu cintura;
en cada movimiento voy dejando un santo y seña.
 
Siento como te diluyes entre las sabanas
Y tú aroma de mujer lo envuelve todo.
Me abrazas sigilosamente teniendo cuidado
de no envolverme con tu sombra y perder mi rastro.
 
¿Qué si me quieres? No lo he preguntado
Es pedir respuesta al viento que trae el canto del norte
es medir la cintura de la avispa para atrapar tu figura
y después fantochear que he te conquistado.

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