¡Oh insomnio! Reumático inquisidor sonámbulo. Tú que pueblas las noches Y acunas al hombre en tu artrítica… ¡Ven!

Sobrevivir... Sin advertir siquiera, Donde termina la vida Y donde comienza la muerte ¡Así me halló tu amor!

¡Quiero pertenecerle! ¡Reverenciarlo! ¡Adherirme a usted como su sombra! Tener cada rincón. Cada centímetro de su pecho,

Esperare la muerte aquí... ¡Acurrucada en este hueco! Desvanecida. Muda. Oxidándome de a poco.

¡Hermosa, fría y lejana! Como una estatua de mármol intocab… ¡Grandes ojos insondables! Como si en ellos escondieras todos… Y yo...

Desnuda... Completamente desnuda ante tus ojo… Como una cortesana hereje, Escandalosa y pagana. Despojada de vergüenza y de decoro…

Mi corazón... ¡Bóveda umbría de rígidas paredes! ¡Estrecha cavidad de mis fantasmas… ¡Negra espiral de torbellinos! Allí te detuviste vejándome el amo…

Te soñé así... Ajena a mi tristeza. Purgando mis pecados. Sanando mi cuerpo con el tuyo sin… Anidando en la penumbra de mi alma

Ebrios, sedientos, furiosos Por la noche cobijados, Centauros enardecidos En tropel vienen andando, Por cada uno una hembra,

Oculta dentro del pecho Va creciendo y toma forma, Como la llama en la braza Que se agita y se sofoca, Que late voraz he impía,

Acepte tu adiós Crucificando los sueños. Como una mujer heroica y arcaica. Sin brazos, sin lengua... Con las entrañas enmohecidas

Te pareces a la noche... ¡Íntima y oscura! ¡Te agitas como el mar! Eres como el fruto que cae, Mielando la tierra seca.

Iba hacia mi muerte sola y vacía Y te hallé con más sed y con más hambre sobre el barro, Desovando las penas. Como un ángel mutilado,

Triste ramera que al mundo Lames con áspera lengua. Lengua en el centro partida, Lengua entre humana y proterva. Lengua dos veces infame.