#Epigrama #EscritoresEspañoles
¿Qué acecho de dolor el alma vino a herir? ¿Qué funeral adorno es és… ¿Qué hay en el orbe que a tus luce… el llanto que las turba cristalino… ¿Pudo esfuerzo mortal, pudo el des…
Aqui yace mi mujer ¡qué dicha para los dos! ella se fue a ver a Dios, y Dios me ha venido a ver
El que inocente la vida pasa no necesita morisca lanza, fusco, ni corvos
No pretendas saber (que es imposib… cuál fin el cielo a ti y a mí dest… Leucónoe, ni los números caldeos consultes, no; que en dulce paz, c… suerte podrás sufrir. O ya el tona…
Ese que yace en la sangrienta aren… espantoso cadáver destrozado fue siervo obscuro intrépido sold[… caudillo de las águilas del Sena. Por él la gran Madrid de horrores…
Ésa que veis llegar máquina lenta, de fatigados brutos arrastrada, que en vano de rigor la diestra ar… vinoso auriga acelerar intenta: No menos va dichosa y opulenta,
Rumbo mejor, Licino, seguirás no engolfándote en la alt… ni aproximando el pino a playa mal segura, por evitar la tempestad oscura.
El texto en amarillo se omite en el manuscrito, aunque aparece en la ediciones impresas. Las palabras en azul son las divergencias entre el manuscrito y las versiones impresas. Como mod...
¿Ves cuán acelerados, Nísida, corren a su fin los días? ¿Y los tiempos pasados, cuando joven reías, ves que no vuelven, y en amar porf…
En esta venerada tumba, humilde, yace Salicio: el ánimo celeste, roto el nudo mortal, descansa y go… eterno galardón. Vivió en la tierr… pastor sencillo, de ambición remot…
Cesa en la octava noche el ronco e… de la sangrienta, militar porfía: el campo godo destrozado ardía con llama, que descubre estrago ho… Rodrigo en tanto, su peligro viend…
Cupido no permite que mi canto celebre los héroes que la fama coronó de laureles. Él me inspira dulzuras
Cede al temor el luso fugitivo, y el Rey cercado de enemiga gente, desnuda ya la coronada frente, resiste y lidia con esfuerzo altiv… Los que le quieren prisionero y vi…
En la gala y compostura que a nuestras jóvenes das, Lesbia, tu invención se apura; si las dieras tu hermosura, nunca te pidieran más.
Sí, la pura amistad, que en dulce… nuestras almas unió, durable exist… Jovino ilustre; y ni la ausencia l… ni la distancia, ni interpuestos m… y proceloso mar que suena ronco,