Hablo del humo y hablo de lo human… hablando, en cada caso, por lo mis… la relación del pez sobre el abism… se implica en la ecuación, si das… Va de intento: Timón cavó la grut…
El secreto del número –el través de todo lo mortal o aparecido– ha sumado ha restado ha dividido desoyendo las leyes de Moisés Como grupo juntaron treinta y tres
Quería soñar, amor, que en mis brazos te tenía. Cerré los ojos y vi de blanco entera vestida a una dama blanca y bella...
Nos ha tocado la distinción y el grato placer de introducir ante ustedes, con altos respetos, a una personalidad de nuestras letras que por su relevancia y grado de estimación no nec...
Señor, ¿por qué te alejas y te esc… El inicuo somete al afligido, el inicuo blasfema contra ti, afirma que no hay fuerza que le ju… librado del dolor y la desgracia.
Me salvé por tus pechos del destie… y para la multitud fui recobrado. ¿Quién me arrojaba témpanos de hie… Si algo queda, queda lo ignorado.
A ti, pastor herido, te llaman dul… Ha vuelto. No hay espera. ¡Qué di… Por hallarse en ti mismo se anula… y rueda la campana que tañeron tus… —Mas, ¿qué podía yo, soñador, si n…
—Cierta vez un caballero llamado Nun Cacabar sacó un perro del tintero, un perro que supo hablar y dijo:
Veo sus manos desprendidas, solas, moviéndose al compás de la su músi… Es así. No preguntaré dónde está su cara
«Envejezco» (Señor, te doy las gr… y «declino» (Señor, te doy las gra… muy más cerca de ti, mucho más cer… Me «marginan» (Señor, te doy las… y me «agreden» (Señor, te doy las…
Te vas. vas a anularme nueva vez. Nueva vez, al irte –ida que no veré– veré llegar la pérdida, pérdida irreparable y mayor. Mayor
El trigésimo aniversario del movimiento literario interiorista del Ateneo Insular trae, apareada, la publicación de una obra de capital importancia para las letras continentales: ...
Se cae, en cayéndose la noche. Sueño y él: dos hombres que se jun… danse las manos, parlotean del balance del tiempo y de las al… sueño y él: dos sueños que se junt…
Duérmete, niño, duérmete, duerme... ¿Qué tienes, niño, que no te duermes? —Madre, yo quiero
[Esta fabulilla cómica la escuché a temprana edad: ni avalo sus argumentos ni sé si será verdad. Refiero esta breve fábula