Himno del humo
No hallo caricias con las que interpretar
el pentagrama de tu carne melódica;
tu carne más allá del himno del humo
tras el incendio del cotidiano deseo.
Tu carne más allá de la claridad del alba
y del amor imperial de las sombras,
más allá de mármoles y sepulcros
y del silencio verde de los cipreses.
Tu carne melódica, más allá de la música,
amenizando el funeral de los cuervos
absortos entre las sortijas de la nieve.
Tu carne sólo al alcance de la belleza
de la anatomía del fuego, de tu fuego
herido al mínimo pulso de mis besos.
