9.
En esta casa deshabitada
Alguna vez consolé a una
Mujer con mi silencio.
Me miró con sus grandes
Y redondos ojos
De ciervo triste,
Y me contó que
Todo había acabado
Para siempre con él.
Tumbado, asintiendo,
Toda vez oyendo,
Me valía de esta
Extraña capacidad
Que heredé de mi Madre,
De recibir las confidencias
De los demás sin solicitarlas.
Esta chica hoy es feliz
Y ya no vive en esta casa.
