Loading...

19. YO ME ACUERDO DEL NEGRO BUSTOS...

...llegando en pantuflas a comprar el pan al almacén de mi abuelo, su camisa mal abotonada y por fuera del pantalón de pijama, con una resaca vívidamente apreciable en la acritud de su rostro. Ése sí que era un artista, pero no a la manera televisiva, era un artista de verdad, un artista de pueblo.
Oírlo emitir sus alaridos por todo lo alto de las ramadas o en cualquier matrimonio de campo, al compás de los corridos que con tanta pasión interpretó, y que tanto amaba la gente, era simplemente una experiencia religiosa. Desde el proscenio el negro avivaba la fiesta saludando uno por uno a los comensales aprovechando cada interludio instrumental entre los estribillos para levantar el baile. El negro los cachaba a todos. Y dele que güiro, dele que el saltito y el pasito coreográfico jamás ensayado porque ese ritmo mexicano el charro lo llevaba en la sangre lo mismo que el  Pin, alma viva de los trovadores de la loma, poetas de este valle de lágrimas.
Un pueblo que no baila se va sometiendo cada vez más al ritmo de las máquinas y menos al de los cuerpos. Un pueblo que no baila difícilmente podría ser un pueblo.

Other works by Lucas Pizarro...



Top